En los últimos días Craig Venter ha sido noticia en todos los medios de comunicación, que afirman más o menos que ha conseguido crear "vida artificial". O, al menos, así lo han vendido los periódicos y las televisiones. Pero, ¿quién es Craig Venter y qué es exactamente lo que ha hecho?
Venter es uno de los principales responsables de la secuenciación del genoma humano. La firma de un acuerdo entre los organismos públicos de investigación y su empresa permitió acelerar este proyecto quizá en más de una década, con el avance que eso supone. Sin embargo, no es fácil entender qué significa ese logro. Para intentarlo, vamos a utilizar una metáfora.
Imaginemos que el genoma (es decir, la totalidad del material genético de un organismo) es una especie de cuadro de gran tamaño. Nosotros nos encontramos en una habitación muy pequeña, de forma que estamos muy cerca de él y no podemos verlo entero, así que somos incapaces de apreciar la imagen global del cuadro, aunque sí vemos algunos de sus detalles. El proyecto genoma consistió en trocear el cuadro, como si fuera un puzzle, y observar cada una de las piezas en detalle. Ahora mismo, lo que se ha conseguido es precisamente eso, tener un gran puzzle genético de cientos de miles de piezas y poder ver los fragmentos de imagen que hay en cada una de ellas. Los siguientes pasos son fáciles de imaginar: reconocer cada imagen y situarlas dentro del puzzle, hasta que nos hagamos una idea del conjunto y del papel que cada trozo juega en la composición del cuadro.
¿Qué ha hecho Venter en esta ocasión? Bueno, podríamos decir que ha encontrado la imagen central del cuadro y ha conseguido montarla a partir de las piezas del puzzle que tenía. Por lo tanto, lo que sabemos es cuáles son las piezas fundamentales para configurar la imagen central. Esto nos permite intuir cuáles son los genes imprescindibles para conseguir que un ser vivo pueda funcionar. Está claro que no es lo mismo que crear vida que, en nuestra metáfora, sería tanto como coger pinceles y pinturas y pintar un cuadro nuevo, pero para cualquiera que haya intentado hacer un puzzle también es evidente que hemos avanzado mucho para poder resolverlo. Seguramente, como ha reconocido el propio Venter, aún "sobran" algunas piezas, que tienen solo fondo del cuadro, y el futuro inmediato de su trabajo consiste en limpiar ese fondo, los genes que no son imprescindibles, y crear un organismo mínimo, con el menor número de genes posible.
Podemos exprimir un poco más la metáfora del cuadro y el genoma. Igual que pasa en una pintura, en todos los genomas hay partes que no corresponden a las figuras del cuadro, sino que solo forman parte del "fondo". Sin embargo, esto no significa que sean, como se ha dicho en ocasiones, regiones "basura" o "vacías". ¿Os podéis imaginar un cuadro sin fondo? Es evidente que la composición quedaría incompleta, desequilibrada. Pues algo así les pasaría a los organismos si se suprimieran esas regiones de su ADN. También por eso es importante el trabajo de Venter: sin duda nos ayudará a entender qué función desempeñan esas regiones de los genomas para los organismos.
Y todo esto, ¿para qué? En primer lugar, para conocer. El hombre ha buscado siempre entender lo que le rodea, porque es nuestra forma de adaptarnos a nuestro entorno. Pero, por supuesto, también hay un interés mucho más material, más aplicado; la técnica de Venter seguramente facilitará crear organismos "de diseño", que hagan por nosotros cosas que ahora son más o menos imposibles. Se ha hablado, por ejemplo, de organismos capaces de eliminar contaminantes "comiéndoselos", o de "secuestrar" dióxido de carbono, para combatir el cambio climático.
Aunque también hay que decir que hay otras líneas de investigación que han avanzado mucho en esta tarea, utilizando técnicas de ingeniería genética más comunes. Así que aquí y ahora ya existen organismos de genética modificada que se utilizan en la lucha contra las mareas negras, algunos de los cuales se están investigando en España, o que toda la insulina que se emplea en el tratamiento de la diabetes es producida por bacterias, a partir de genes humanos.
Venter es uno de los principales responsables de la secuenciación del genoma humano. La firma de un acuerdo entre los organismos públicos de investigación y su empresa permitió acelerar este proyecto quizá en más de una década, con el avance que eso supone. Sin embargo, no es fácil entender qué significa ese logro. Para intentarlo, vamos a utilizar una metáfora.
Imaginemos que el genoma (es decir, la totalidad del material genético de un organismo) es una especie de cuadro de gran tamaño. Nosotros nos encontramos en una habitación muy pequeña, de forma que estamos muy cerca de él y no podemos verlo entero, así que somos incapaces de apreciar la imagen global del cuadro, aunque sí vemos algunos de sus detalles. El proyecto genoma consistió en trocear el cuadro, como si fuera un puzzle, y observar cada una de las piezas en detalle. Ahora mismo, lo que se ha conseguido es precisamente eso, tener un gran puzzle genético de cientos de miles de piezas y poder ver los fragmentos de imagen que hay en cada una de ellas. Los siguientes pasos son fáciles de imaginar: reconocer cada imagen y situarlas dentro del puzzle, hasta que nos hagamos una idea del conjunto y del papel que cada trozo juega en la composición del cuadro.
¿Qué ha hecho Venter en esta ocasión? Bueno, podríamos decir que ha encontrado la imagen central del cuadro y ha conseguido montarla a partir de las piezas del puzzle que tenía. Por lo tanto, lo que sabemos es cuáles son las piezas fundamentales para configurar la imagen central. Esto nos permite intuir cuáles son los genes imprescindibles para conseguir que un ser vivo pueda funcionar. Está claro que no es lo mismo que crear vida que, en nuestra metáfora, sería tanto como coger pinceles y pinturas y pintar un cuadro nuevo, pero para cualquiera que haya intentado hacer un puzzle también es evidente que hemos avanzado mucho para poder resolverlo. Seguramente, como ha reconocido el propio Venter, aún "sobran" algunas piezas, que tienen solo fondo del cuadro, y el futuro inmediato de su trabajo consiste en limpiar ese fondo, los genes que no son imprescindibles, y crear un organismo mínimo, con el menor número de genes posible.
Podemos exprimir un poco más la metáfora del cuadro y el genoma. Igual que pasa en una pintura, en todos los genomas hay partes que no corresponden a las figuras del cuadro, sino que solo forman parte del "fondo". Sin embargo, esto no significa que sean, como se ha dicho en ocasiones, regiones "basura" o "vacías". ¿Os podéis imaginar un cuadro sin fondo? Es evidente que la composición quedaría incompleta, desequilibrada. Pues algo así les pasaría a los organismos si se suprimieran esas regiones de su ADN. También por eso es importante el trabajo de Venter: sin duda nos ayudará a entender qué función desempeñan esas regiones de los genomas para los organismos.
Y todo esto, ¿para qué? En primer lugar, para conocer. El hombre ha buscado siempre entender lo que le rodea, porque es nuestra forma de adaptarnos a nuestro entorno. Pero, por supuesto, también hay un interés mucho más material, más aplicado; la técnica de Venter seguramente facilitará crear organismos "de diseño", que hagan por nosotros cosas que ahora son más o menos imposibles. Se ha hablado, por ejemplo, de organismos capaces de eliminar contaminantes "comiéndoselos", o de "secuestrar" dióxido de carbono, para combatir el cambio climático.
Aunque también hay que decir que hay otras líneas de investigación que han avanzado mucho en esta tarea, utilizando técnicas de ingeniería genética más comunes. Así que aquí y ahora ya existen organismos de genética modificada que se utilizan en la lucha contra las mareas negras, algunos de los cuales se están investigando en España, o que toda la insulina que se emplea en el tratamiento de la diabetes es producida por bacterias, a partir de genes humanos.
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